Novena a Santa Margarita María de Alacoque

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ORACIÓN ¡Oh Santa Margarita María, a quien el Sagrado Corazón ha constituido Heredera de sus divinos tesoros! Os suplicamos que obtengáis de este Corazón Adorable las gracias que tenemos actualmente necesidad. Os lo pedimos con entera confianza. Él se digne concedérnoslas por vuestra intercesión y glorificarse así Él mismo una vez más en Vos. Así sea.

PRIMER DÍA

Honremos hoy a Santa Margarita María como la Hija privilegiada de la Sma. Virgen. Puesto que siempre por intermedio de María es como se complace Jesús en concedernos sus favores, pidamos a la querida Santa que abogue por nuestra causa cerca de la divina Madre, a fin de obtener mejor las gracias que solicitamos durante esta novena.

PRÁCTICA: La pureza de intención.
MÁXIMA DE LA SANTA:
“He aquí unas cosas que este adorable Corazón pide a sus amigos: la pureza en la intención, la humildad en el trabajo y la unidad en la pretensión”. (II, 476).

SEGUNDO DÍA

Honremos hoy a Santa Margarita María como a la Discípula muy amada del Corazón de Jesús. Siempre se dejó enseñar y formar por Él “a su modo”. Entreguémonos también nosotros en las manos divinas, recordando lo que la Santa dice de Nuestro Señor: “Me ha dicho que no debo temer nada, tanto más, cuánto que Él es un buen Maestro, tan poderoso para hacer cumplir sus preceptos, como sabio para bien enseñar y gobernar”. (II, 102).

PRÁCTICA: Conformidad con la voluntad de Dios
MÁXIMA DE LA SANTA:
“Manteneos siempre en la oración y en todas partes delante de Nuestro Señor como una discípula ante su Maestro, la cual quiere aprender a hacer bien su voluntad por la renunciación de la suya propia”. (II, 703).

TERCER DÍA

Honremos hoy a Santa Margarita María como a la consoladora del Corazón de Jesús. Un día Nuestro Señor se presentó a ella como el Ecce Homo, todo desgarrado y desfigurado, diciendo: “No encuentro a nadie que quiera darme un lugar de descanso en este estado de sufrimiento y dolor”. Yo le ofrecí el Corazón que Él me había dado para servirle de descanso (II, 178-179). ¿No podemos en esto imitar a nuestra Santa?

PRÁCTICA: Besar las llagas de nuestro Crucifijo con verdadero espíritu de contrición.
MÁXIMA DE LA SANTA:
“Para aliviar a mi Jesús en los desprecios, injurias, sacrilegios, profanaciones y otras indignidades que Él recibe… no me quejaré ni excusaré”. (II, 740).

CUARTO DÍA

Honremos hoy a Santa Margarita María, como a la Confidente del Corazón de Jesús. Nuestro Señor le dijo un día: “Si me eres fiel y me sigues te enseñaré a conocerme y me manifestaré a ti” (II, 47). Y porque fue fiel se comunicó a ella y le reveló los incomprensibles secretos de su adorable Corazón.
Cada vez que somos fieles a la gracia, inclinamos al Espíritu Santo a que se comunique a nosotros.

PRÁCTICA: Guardar el secreto de nuestras platicas entre Dios y nosotros mismos.
MÁXIMA DE LA SANTA:
“Trabajar, sufrir por amor y callarse, es el verdadero secreto de los Amantes del Bien Amado”. (II, 403).

QUINTO DÍA

Honremos hoy a Santa Margarita María como a la Víctima del Corazón de Jesús, y meditemos estas palabras que le dijo un día: “Hija mía, vengo a ti como Soberano Sacrificador”. (II, 89). Y ella añade: “Él quería que me mantuviese en un acto de sacrificio continuo”. (II, 100).
No podremos seguir a la Santa sino de lejos, pero ¿quién nos impedirá trabajar para introducir cada vez más en vuestra vida el espíritu de sacrificio?

PRÁCTICA: Aceptar todos los sacrificios que la Providencia nos envíe.
MÁXIMA DE LA SANTA:
“Sometámonos, pues, a las órdenes de nuestro Soberano, y confesemos, a pesar de todo lo que nos parezca áspero y aflictivo, que Él es bueno y justo en todo lo que hace y que merece en todo tiempo amor y alabanza”. (II, 242).

SEXTO DÍA

Honremos hoy a Santa Margarita María como a la Adoradora del Corazón de Jesús toda su vida, nuestra Santa fue un alma adoradora, porque fue siempre un alma anonadada por amor y en el amor. Favorecida de la presencia sensible y continua de su Señor y de su Dios, tenía siempre en el fondo de su corazón la fiesta de adoración perpetua.
Si no podemos imitar tal intención a la presencia de Dios, a lo menos, tratemos de hacer, de tiempo en tiempo, durante el día, actos de adoración que glorifiquen a Dios y nos pongan en nuestro verdadero lugar.

PRÁCTICA: Cuando nos encontramos realmente en la presencia del Santísimo Sacramento, seamos siempre adoradores en espíritu y en verdad por nuestra humildad y fervor
MÁXIMA DE LA SANTA:
“El Señor desea honréis su vida de consumación en el Santísimo Sacramento. Es preciso que os mantengáis como un cirio encendido, que no tiene otro deseo de consumirse honrándole”. (II, 732).

SÉPTIMO DÍA

Honremos hoy a Santa Margarita María como al Instrumento de las misericordias del Sagrado Corazón de Jesús. Un día Nuestro Señor le dijo: “Tengo deseo de hacer de ti como un compuesto de amor y de mis misericordias”. (II, 45). Y en otro ocasión, hablándole de las gracias, con que la había colmado: “Tú no debes apropiarte estas gracias, ni ser avara para distribuirlas a los demás; pues he querido servirme de tu corazón como de un canal, para derramarlas, según mis designios en las almas, varias de las cuales serán sacadas, por este medio del abismo de perdición”. (II, 35).
Recurrimos pues a la Santa, con una confianza absoluta, sabiendo que ella está encargada por el Corazón de Jesús de hacer desbordar hasta nosotros el océano de las divinas misericordias.

PRÁCTICA: Abandonarse a la misericordiosa providencia del Sagrado Corazón.
MÁXIMA DE LA SANTA:
“Si queréis comprometer su Bondad a tener un cuidado particular de vos, abandonaos toda a su Adorable Corazón dejando vuestros propios intereses, para emplearlos toda, con el corazón y el afecto, en la obra que Él os ha encomendado”. (II, 260)

OCTAVO DÍA

Honremos hoy a Santa Margarita María como a la Heredera de los tesoros de Corazón de Jesús. Él mismo fue quien le concedió todas las prerrogativas de ese título, tan noble y excepcional, y se las confirmó, diciéndole: “Como te lo he prometido, tú poseerás los tesoros de mi Corazón… y te permito disponer de ellos a tu gusto a favor de aquellos que estén dispuestos a recibirlos”. (II, 191).
¿Quién no querrá ser de este número? Pero notemos que para obtener las divinas efusiones, es necesario que estemos bien dispuestos a recibirlas.

PRÁCTICA: Esforcémonos para que nuestro corazón esté limpio, a fin de que el Corazón de Jesús derrame en él sus gracias.
MÁXIMA DE LA SANTA:
“Su amor le apremia a repartir el tesoro inagotable de sus gracias santificantes y saludables en las almas de buena voluntad, buscando corazones vacíos para llenarlos de la suave unción de su ardiente caridad”. (II, 528).

NOVENO DÍA

Honremos hoy a Santa Margarita María como el Apóstol del Corazón de Jesús. Para ser apóstol se necesita una vocación, y luego una misión. Así Nuestro Señor llamó primero a nuestra Santa y después la envió. La llamó muy cerca de su Divino Corazón; la hizo descansar allí y después de haberla abrasado en los ardores de su amor, la encargó de hacer brillar en toda la Iglesia la devoción al Sagrado Corazón. Y Margarita María se consumió en esta obra de salvación. Nuestro Señor le había dicho: “No temáis nada, reinaré a pesar de mis enemigos y de todos aquellos que quisieran oponerse”. (II, 104). “¿Crees tú que lo puedo hacer? Si lo crees, verás el poder de mi corazón en la magnificencia de mi amor”. (II, 426). ¡Ella ha creído y ahora Él reina!

PRÁCTICA: Nada perdonar, por consagrarse enteramente a extender la Devoción al Sagrado Corazón.
MÁXIMA DE LA SANTA:
“Él promete grandes recompensas a todos aquellos que se emplean en hacerle reinar”. (II, 526).

ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS

Padre Nuestro, Ave María y Gloria

Santa Margarita María, ruega por nosotros.

LETANÍAS

Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo, “
Dios Espíritu Santo, “
Trinidad Santa que eres un solo Dios, “
Santa María, Madre de Dios y patrona de la Orden de la Visitación, Ruega por nosotros
Santa Margarita María, discípula y apóstol del Corazón de Jesús, “
Tú que tuviste a la Virgen Inmaculada por Madre y Maestra, “
Perla preciosa del reino de los cielos, “
Tú que fuiste asociada a los Serafines adoradores del Corazón de Jesús, “
Víctima y holocausto del Corazón de Jesús,“
Copia fiel del Corazón de Jesús, “
Adoradora privilegiada del Corazón de Jesús, “
Tú que como San Juan descansaste sobre el Corazón de Jesús, “
Casta paloma que fijaste tu morada en la abertura del Corazón de Jesús, “
Tú que viviste profundamente escondida en el Corazón de Jesús, “
Modelo de obediencia y mortificación, “
Fiel imitadora de la dulzura y humildad del Corazón de Jesús, “
Violeta del jardín de San Francisco de Sales, que derramas por toda la Iglesia el buen olor de Jesucristo, “
Tú que fuiste crucificada con Jesucristo crucificado, “
Tú a quien el Espíritu Santo favoreció con el don de profecía, “
Sapientísima y dulce directora de las almas llamadas a la vida religiosa, “
Misericordiosa abogada de los pecadores, “
Caritativa bienhechora de los enfermos, “
Alegría de tu Santa Orden y gloria de tu pueblo, “
Tú que rodeas con especial protección todos los corazones devotos del Corazón de Jesús, “
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros.

V.) Derramado se ha la gracia en tus labios,
R.) Por eso te bendijo Dios para siempre.

ORACIÓN

Señor Dios Jesucristo que por medio de maravillosas revelaciones manifestaste a Santa Margarita María Virgen las riquezas incomprensibles de tu Corazón, concédenos por sus méritos que a su imitación te amemos en todas las cosas y sobre todas las cosas a fin de que seamos dignos de tener para siempre nuestra morada en tu Corazón. Oh Tú que siendo Dios vives y reinas con Dios Padre en unidad del Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amén.


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